Sergio de la Calle ha desarrollado toda su carrera en cuatro empresas diferentes del Grupo Telefónica, estando actualmente en Universitas, su escuela de liderazgo, considerada una de las mejores universidades corporativas del mundo. Le encanta provocar la reflexión y cuestionar los paradigmas tradicionales, pero lo hace desde el humor a la que considera la habilidad profesional más infravalorada. Cree que la irreverencia es la puerta de entrada a la innovación, incluso en una empresa tan grande y aparentemente conservadora como la suya. Le he invitado a estas conversaciones porque le considero un “capo” en tres aspectos muy importantes para el pensamiento creativo: el pensamiento crítico, el sentido del humor y la desobediencia inteligente.

Datos curiosos

  • De pequeño quería ser dibujante de cómic, concretamente de superhéroes, pero – según él- no se esforzó lo debido y acabó siendo sociólogo con foco en RR.HH.
  • De chaval dibujaba y ahora le ha dado por escribir. Es el autor de “Lidera con sentido del humor”´(Plataforma Editorial, 2020) y “La Llave de Todas las Puertas” (amazon, 2020). En unos pocos meses, publica “Divertirse trabajando. El ingrediente secreto de las mejores empresas”, también con Plataforma. Y ya está escribiendo su 4º libro.
  • Tiene una charla TEDx llamada “El factor Eva” que personalmente me encanta por sus mensajes directos y provocadores. No dudéis en invertir 15’ en verla.
  • Conocí a Sergio cuando Telefónica me invitó a dar una charla para su Thinking Party en 2012. Yo hablé de mi reinvención de músico a psicólogo/consultor en innovación y él de cómo inspirarse en los superhéroes para sacar lo mejor de nosotros. Desde entonces somos buenos amigos.

 

Rétate a ti mismo

Tras muchos años trabajando en temas de pensamiento creativo y charlando con personas que se diferencian de la media en esta cuestión, llego a una conclusión importante, y es que la asunción de un reto y la auto – provocación son los disparadores más claros de nuestra creatividad.

Cuando le pregunto a Sergio si se considera creativo veo que está de lleno en el club de los creativos.

“Sí que me considero creativo, pero no por dibujar o escribir. Es un error común, asociar creatividad con vena artística; hay espacio para la misma en todo lo que hacemos. Pero debemos practicarla. Hay que obligarse a crear, coger el hábito. Por ejemplo, mi primer libro me costó dos años. El segundo sólo uno. El último, que he subido a Amazon como una autopublicación, sólo diez días.”

Como vemos, la práctica es clave para desarrollar nuestro potencial creativo. Sé que el tiempo siempre es un problema y que crear espacios para pensar por pensar todavía está muy lejos de nuestras prácticas habituales, pero si damos pequeños pasos en la dirección correcta veremos resultados a medio plazo.

“Fijarme nuevos retos, por pequeños que sean, me ayuda a mantener fresca la mente. Por ejemplo, cada mes cambio las claves de acceso a la oficina, lo que me lleva a esforzarme para recordarlas. LinkedIn se ha revelado igualmente como una buena disciplina para practicar con regularidad la creatividad. Otra cosa que hago es no repetir nunca una conferencia. Además de que me fatiga mucho la repetición creo que es una buena ocasión para crear algo nuevo.”

Mi propio blog, y estas conversaciones son fruto de lo mismo. Como profesional de la creatividad que me pagan por aportar nuevas ideas y puntos de vista a las organizaciones, no me puedo permitir acomodarme ni conformarme sin más con mi experiencia. Tener un espacio personal compartido con los demás te reta a seguir creando y a mantener tu creatividad a punto.

 

Reta a los demás

“Cuando escucho lo de “Si funciona, no lo toques”, me pongo a tocarlo. En ese sentido es bueno llevar la contraria…porque siempre hay espacio para la mejora. No tocar las “cosas que funcionan” llevan al anquilosamiento. Se acumula mugre en los engranajes. Hay gente que no les gusta pero siempre va a haberlas porque en las organizaciones siempre hay un conflicto interno para equilibrar la estabilidad del corto y la innovación que requiere el largo plazo.”

Cuando escuché estas palabras me vino a la mente el comentario que me hicieron un día en la universidad corporativa del Banco Santander, donde he impartido formación los últimos 11 años, en el que consideraban muy importante la actitud retadora con la que yo encaraba los grupos y cómo cuestionar el status quo era imprescindible para poder tomar conciencia de muchas cosas. Sin conciencia no existe el cambio. Y sin cambio estamos destinados a la extinción.  

Siempre le digo a Sergio que su valentía es superior a la mía. Y es que mi rol no es como el suyo. No es lo mismo hablar retando desde fuera (lo cual tiene un valor y una importancia concreta), que desde dentro. Creo que esa combinación es ideal, y por ello no es casualidad que nos llevemos tan bien.

 

Desobediencia organizacional

Crear siempre implica romper alguna regla. Si seguimos haciendo lo mismo es imposible que logremos resultados diferentes. Por eso la desobediencia es tan importante. Soy consciente de que hablar de desobediencia organizacional es pisar en terreno peligroso, pero si Sergio, que ya hemos dicho que habla bien claro y alto desde dentro, lo hace, es que se puede.

En su interesante charla TEDx comenta que la inteligencia desobediente se ve claramente en los animales de compañía. Un perro- guía vela por su amo y, justo por ello, está dispuesto a cambiar de planes si éstos le ponen en peligro. Sin embargo, en las organizaciones no sucede lo mismo.

“Tú trabajas para la organización, no para tu jefe. Los intereses de tu jefe no se anteponen a los de tu organización. Si el jefe da una orden que no es buena para la organización, hay que desobedecerla. De lo contrario, se anda el camino de Enron o Lehman’s Brother. ¿Comerciales de sucursal vendiendo productos tóxicos a sus clientes de toda la vida, incluida la 3ª edad? ¿Cómo es posible alimentar una cultura en la que los empleados hacen eso?.  Hay gente que ejecuta este tipo de ordenes por miedo a perder su trabajo, pero la paradoja es que si las ejecutas, también lo perderán aunque más tarde pues a la larga esas prácticas acaban con la empresa. A eso es lo que llamo yo la desobediencia inteligente. Y el 1er paso es la irreverencia, cuestionar lo que parece incuestionable”

La idea de desobedecer algo por el beneficio del bien común es brutal. Pero estoy seguro de que muchos están ya sintiendo que el miedo se apodera de ellos. Le pregunto por las posibles represalias y de cómo hacerlo:

“Las organizaciones priman la eficiencia. Si consigues el objetivo deseado se te perdona todo y eso incluye a los que queman todos los barcos en el camino. Si no quemas nada y encima mejoras el resultado que buscaban, no te tendrán en cuenta si no se seguiste las órdenes a rajatabla o si incluso ignoraste alguna. A los grandes jefes y a todos en general, nos gusta que nos den la razón…pero nos gusta más que nos den el resultado deseado porque eso nos hace quedar bien que, al final del día, es lo que queremos. Eso si, para eso, hay que saber diferenciar muy bien el objetivo declarado del real. Y orientarse al real, al impacto ”

Apuntad esta idea porque es fundamental. Como managers deberíamos comunicar más los “qué” que los “cómo”, haciendo así que los miembros del equipo sean creativos para buscar las maneras.

 

El humor como lubricante

Me pregunto si toda esa actitud retadora le ha traído problemas y me sorprendo gratamente al saber que siempre ha salido impune de sus irreverencias.

“Los críticos tienen un interés en mejorar las cosas. Incomodan pero se esfuerzan el doble. En mi caso, nunca he generado fricción porque he utilizado el humor para vehiculizar la crítica, aclarar mis ideas, lubricar las conversaciones difíciles. Por eso soy activista del humor. Utilizar bien el humor me ha servido siempre….y por eso me animé a escribir un libro y convencer a otros de que están subestimando su poder y perdiendo la oportunidad de mostrarse más honestos y auténticos. Diría que me ayudó a escalar en mi profesión.”

 Ya hace años, mi otro buen amigo en esto del humor en la empresa, Edu Jáuregui, me decía que “el humor es algo que hay que tomarse muy serio“. Y es que en las organizaciones todo se vuelve muy racional y cualquier intento de tomarse las cosas de forma más ligera son condenadas. Vemos la risa como descontrol, y eso no es aceptado.

“En el ámbito profesional, queremos que nos tomen en serio. Hay una obsesión con ese tema. Estamos siempre pendientes de ver quién dice la frase mejor traída, de parecer el más listo de la sala…. Hay que tomarse el trabajo en serio pero no a nosotros mismos. De hecho, cuando vas siempre con el gesto agriado y el ceño fruncido, es cuando la gente se ríe de ti. Con esa actitud te conviertes en blanco de los chistes. Porque si no eres capaz de reírte de ti mismo, ya habrá alguien que lo haga por ti.”

 

Libros recomendados

  • La presentación de la persona en la vida cotidiana (E. Goffman). Este libro le llevó a un reto individual “¿Y que pasa si me comporto de idéntica forma, independientemente de con quien esté?”  Ya sabéis el resto…

 

  • Un yanki en la corte del Rey Arturo ( Mark Twain). Ambos coincidimos en nuestro amor por Twain. Esta novela deja claro que se puede ser educativo y entretenido a partes iguales, y que se puede alcanzar el éxito, yendo un poco a contracorriente.

 

  • Homo Imitants (L. Herrero). La mayor palanca para movilizar el cambio es muy sencilla y compleja a la vez: comportamientos observables e imitables.